Estoy segura de que todos hemos experimentado momentos en nuestras vidas donde, a pesar de nuestros esfuerzos por alcanzar un objetivo, parecía que no estábamos avanzando. Sin embargo, «de repente» nos damos cuenta de que hemos logrado un nuevo hito o adquirido una nueva habilidad.

Un ejemplo perfecto de esto es la historia del bambú:

Hace mucho tiempo, dos agricultores iban caminando por un mercado cuando se pararon ante el puesto de un vendedor de semillas, sorprendidos por unas semillas que nunca habían visto.

“Mercader, ¿qué semillas son estas?”, le preguntó uno de ellos.

“Son semillas de bambú. Vienen de Oriente y son unas semillas muy especiales”.

“¿Y por qué habrían sido de ser tan especiales?”, le espetó uno de los agricultores al mercader.

“Si te las llevas y las plantas, sabrás por qué. Sólo necesitan agua, abono y paciencia”.

Así, los agricultores, movidos por la curiosidad, compraron varias semillas de esa extraña planta llamada bambú.

Tras la vuelta a sus tierras, los agricultores plantaron esas semillas y empezaron a regarlas y a abonarlas, tal y como les había dicho el mercader.

Pasado un tiempo, las plantas no germinaban mientras que el resto de los cultivos seguían creciendo y dando frutos.

Uno de los agricultores le dijo al otro: “Aquél viejo mercader nos engañó con las semillas. De estas semillas jamás saldrá nada”. Y decidió dejar de cuidarlas.

El otro decidió seguir cultivando las semillas con lo que no pasaba un día sin regarlas ni abonarlas cuando era necesario.

Seguía pasando los días, meses incluso años y las semillas no germinaban.

Hasta que un buen día, cuando el agricultor estaba a punto de  darse por vencido y dejar de cultivarlas, salio al campo para sorprenderse con que el bambú finalmente había crecido.

Y no sólo eso, sino que las plantas alcanzaron una altura de 30 metros en tan solo 6 semanas.

¿Crees tú que esl bambú crecio de repente unos 30 metros?

O más bien que durante esos 7 años de aparente inactividad, el bambú estaba generando un complejo sistemas de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después .

El los tiempos que vivimos, queremos  soluciones rápidas y triunfos instantaneos, sin pensar que todos los grandes hitos de nuestra vida son frutos  de muchos pequeños hábitos, son la suma de nuestros pequeños exitos .

Solo quiero decirte, que si estas trabajando para un objetivo, confia en el proceso aún cuando parezca que no avanzas.

Recuerda el Bambú, que durante siete años no se ven sus brotes pero esta generando  raices, para sustentar su gran crecimiento . Sigue cuidando de tus sueños y esfuerzos.

¡Verte bien, sentirte mejor! Comienza el cambio
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